ARTICULO SOBRE LA MISA

ORIGEN DE LA SANTA MISA

Nuestro Salvador, en la Ultima Cena, la noche en que le traicionaban, instituyó el Sacrificio Eucarístico de su Cuerpo y de su Sangre, con el que perpetuaría por los siglos, hasta su vuelta, el Sacrificio de la Cruz y así confiaría a su Esposa, la Iglesia, el memorial de su Muerte y Resurrección: sacramento de piedad, signo de unidad, vínculo de caridad, banquete pascual, "en el cual se come a Cristo, el alma se llena de Gracia y se nos da una prenda de la Gloria venidera". Así define el Concilio en el número 47 del decreto "Sacrosantum Concilium" la esencia del Sacrificio Eucarístico. Los tres Evangelistas llamados sinópticos, Mateo, Marcos y Lucas, nos relatan directamente lo sucedido en la Ultima Cena y San Pablo en su primera carta a los Corintios 11, 23-25, nos consigna lo que él mismo ya recibió por tradición. Antes de que los Evangelios fueran redactados, ya la Iglesia celebraba la Sagrada Eucaristía.

¿QUE ES UN SACRIFICIO?

Desde la más remota antigüedad el hombre ha intentado adorar, complacer o aplacar al Dios verdadero o a sus falsas divinidades por medio de los sacrificios. Ante la imposibilidad física de dar a sus dioses algún regalo, han destruido en su honor toda clase de dones hasta llegar a los sacrificios humanos. Los sacrificios para agradar a Dios, están simbolizados en el libro del Génesis, Capítulo 4, con las ofrendas de Caín y Abel.

El Pueblo de Dios, Israel, ofrecía a Yahvé diversas clases de sacrificios y holocaustos, cuya descripción minuciosa encontramos en el Levítico.

Ahora bien: evidentemente los sacrificios de la Antigua Alianza y con más razón los ofrecidos por los pueblos paganos a sus falsos dioses, carecían de toda eficacia para obtener el perdón de los pecados (Heb. 10:1-4). No existe ninguna proporción entre la ofensa hecha a Dios, y el valor de la sangre de machos cabríos o toros.

EL UNICO SACRIFICIO EFICAZ.

Es por esto que la Segunda Persona de la Santísima Trinidad, tomando un cuerpo perfectamente humano de las entrañas purísimas de la Virgen María, llevando sobre sí el pecado del mundo, se ofrece como Víctima Divina en el altar del Calvario por la Redención del género humano (Hebreos 4:5-10).

Siendo Jesucristo Persona Divina, su sangre es la única que eficazmente y de una vez para siempre, "borra el pecado del mundo". Un solo sacrificio era necesario y suficiente para nuestra salvación: el Sacrificio de Jesús en la Cruz. Nadie puede ofrecer a Dios un Sacrificio comparable, ni nadie podrá salvarse si no es por Cristo muerto en la Cruz y resucitado y glorioso al tercer día.

LOS TRES MOMENTOS DE LA REDENCION.

Nuestro Señor Jesucristo realizó su sacrificio redentor en tres momentos diferentes, en tres días diferentes: La Ultima Cena, la muerte en el Calvario y su Resurrección al tercer día. Estos tres momentos constituyen lo que la Iglesia llama "El Misterio Pascual del Señor".

En la Ultima Cena, Jesús entrega ya en realidad su Cuerpo y su Sangre, ofreciéndose por la salvación de todos. El Viernes Santo se hace la dolorosa realidad de su Pasión y Muerte en la Cruz y triunfa, del pecado y de la muerte, el Domingo de Resurrección, el primer domingo de la historia.

Estos tres hechos redentores se realizan al unísono en cada Misa y constituyen juntos un solo hecho Redentor que se prolonga y actualiza en el tiempo y en el espacio en cada altar católico.

En efecto: Cada vez que un sacerdote católico consagra el pan y el vino, Jesucristo se hace realmente presente en las especies sacramentales y al mismo tiempo se entrega en alimento como en la Ultima Cena; muere como el Viernes Santo al consagrarse por separado su Cuerpo y su Sangre, y resucita triunfante al reunirse nuevamente su Cuerpo y su Sangre en el momento de la "comixtión", poco antes de la Comunión.

YO REZO EL ROSARIO, ¿Y, TU?
SOY CATÓLICO Y QUE